Enero17

viernes, 20 de septiembre de 2013

El pacto de paz con pandillas en El Salvador

Varios medios (periódicos digitales como EL FARO, describen de una manera perfecto el pacto entre pandillas.)

En pocos países del mundo el gobierno negocia con delincuentes, asesinos, extorsionadores, El Salvador sienta un precedente, al negociar con delincuentes por su ineficacia ante el manejo del fenómeno de las maras o pandillas. Muchas personas no comentan el tema por no perder favores o beneficios que reciben del actual gobierno, sabemos bien que las criticas llegaran cuando ya no esté la administración actual de manera que nos queda a los civiles no comprometidos "moralmente" con nadie criticar pero en un sentido objetivo todo esto que tiene aristas de dimensión desconocida con incompetencia en materia de seguridad social. 

Tomo unos párrafos del reportaje que hiciera el Faro respecto a este tema: 

Sorprendentemente, el gobierno optó desde el inicio no solo por ocultar la verdad, sino que en varias ocasiones mintió, dio al público una versión distinta a la de la realidad sobre el traslado de líderes pandilleros, sobre el motivo del traslado, sobre la razón del desplome de la incidencia de homicidios, sobre las reuniones con jefes pandilleros en el Ministerio de Seguridad y sobre la entrega de fondos públicos focalizada en pandilleros.


Estamos seguros de que solo por las publicaciones periodísticas el gobierno se sintió obligado a presentar a los mediadores de la tregua, incluido el obispo Colindres, quienes también fueron parte de la conspiración oficial para primero ocultar y luego, descubiertos, engañar a la gente sobre lo que estaba sucediendo.


Desde cuando El Faro reveló el 14 de marzo de 2012 que el gobierno había negociado con las pandillas la reducción de homicidios a cambio de beneficios penitenciarios, hasta este lunes 26 de agosto, este medio ha publicado 75 piezas periodísticas en cuatro géneros distintos. A lo largo de estos 17 meses quedaron retratadas las interioridades de un proceso que, si hubiera dependido solo de lo que el gobierno decide informar, sería un fenómeno irreconocible respecto de lo que en realidad es.



Las virtudes de la tregua están a la vista. Una sola vida salvada es importante. Y cada una de las casi 3,000 salvadas en un año cobra aún mayor valor en un país con escasas razones para sonreír o para esperar el mañana. Pero la información bruta, los números fríos, los datos sin contexto, tienen un beneficio informativo limitado para la gente. Una de las responsabilidades más nobles pero también más difíciles para los periodistas es llevar conocimiento a la gente. Y de eso se trata el esfuerzo de El Faro que queda retratado en esta recopilación de las publicaciones hechas en torno a la tregua desde hace 17 meses. Aquí irán sumándose las piezas venideras, las que ayuden a nosotros -y ojalá mañana a nuestros descendientes- a entender mejor aquello que el gobierno pretendió pintar como un milagro obrado a dos manos: la mano divina y la mano de la gran capacidad policial.


Por eso aquella pregunta incluida en la "Entrevista con (o sin) el presidente Funes" en junio de 2013 era importante: ¿Cómo habría explicado el desplome en los asesinatos en El Salvador si la ciudadanía no se hubiera enterado de que hubo una negociación de por medio con las pandillas?


En esta compilación el lector puede encontrar una cronología sobre el origen y la marcha de la tregua, y también la aún inexplicable trama de mentiras oficiales sobre el proceso. Todavía suena fresco lo dicho hace ya casi un año, en septiembre de 2012, por el aún ministro de Seguridad, el general David Munguía Payés: "El presidente Funes estaba al tanto".


La gente debería ser la dueña de la información en poder del Estado. Y aunque es comprensible y legítimo y lícito que los gobiernos oculten a sus ciudadanos cierta información sensible, el ámbito del engaño pertenece a otro mundo. Y explorar ese mundo y revelar su descubrimiento es una de las razones de existir de los periodistas.

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